El principal objetivo del Consorcio es la prevención y detección rápida de incendios en el Delta del Paraná
miércoles, 29 de octubre de 2025
miércoles, 10 de septiembre de 2025
miércoles, 16 de julio de 2025
Fuego amigo, fuego enemigo: una historia ardiente de la humanidad y la naturaleza
Ya sea manifestándose como quemas controladas, cuidadosamente organizadas para el beneficio de la tierra o irrumpiendo con la furia indomable de un incendio rural, el fuego ha sido un protagonista constante en la historia de nuestro planeta y de nuestra propia especie.
«Somos la especie del fuego», sentencia Mark A. Finney y sus colegas en su obra «WildlandFireBehaviour: Dynamics, Principles and Processes». Esta afirmación resuena con la larga y compleja historia que nos une a esta fuerza elemental.
Durante al menos 400.000 años, los humanos hemos reclamado maestría sobre el fuego doméstico, utilizándolo para calentarnos en las noches frías, iluminar la oscuridad y transformar nuestros alimentos.
Pero nuestra relación con el fuego va mucho más allá del hogar. A lo largo y ancho de los continentes habitados, hasta bien entrado el siglo XIX, nuestros antepasados emplearon la quema deliberada de vegetación para la caza y la agricultura. A través de los tiempos el fuego, tanto de origen humano como natural, ha moldeado y sostenido los paisajes y ecosistemas de los que dependemos.
Los primeros destellos de comprensión científica sobre los mecanismos físicos del fuego comenzaron a iluminar nuestro entendimiento en 1848, gracias a la perspicacia de Michael Faraday en su obra «La Historia Química de una Vela». Sin embargo, el estudio del fuego y la combustión a menudo se desvió de los procesos naturales que asociamos con los incendios, buscando desentrañar otros procesos, como por ejemplo la generación de energía, como vapor y electricidad.
Es crucial reconocer que la humanidad no siempre fue ignorante del papel del fuego en el paisaje. Hoy en día, valoramos profundamente las prácticas ancestrales de quema empleadas por los pueblos originarios en diferentes partes de mundo. Si bien estos conocimientos no siempre se articularon con las herramientas matemáticas de la literatura científica moderna, las comunidades originarias poseían una comprensión cultural y experimental integral del fuego, utilizándolo para gestionar las tierras de manera sostenible para satisfacer sus necesidades.
En el intrincado tapiz de la naturaleza, especialmente en regiones dependientes del fuego, los incendios tejen hilos de renovación y equilibrio. Desempeñan un papel ecológico vital, limpiando el sotobosque, liberando nutrientes esenciales en el suelo y creando las condiciones necesarias para la germinación de ciertas especies vegetales.
Las quemas controladas, cuando se aplican con conocimiento y cuidado, pueden emular estos beneficios naturales, reduciendo la acumulación de combustible que podría alimentar incendios más peligrosos y promoviendo la salud de los ecosistemas. El fuego, en su manifestación natural, ha sido un arquitecto silencioso pero poderoso de los paisajes que habitamos.
Sin embargo, la llama tiene dos caras. Los incendios rurales pueden ser catastróficos, amenazando la vida silvestre, arrasando comunidades humanas y devastando recursos naturales, como lo fueron grandes incendios de interfase urbana-rural, como por ejemplolos ocurridos en Chile, Hawái, Australia, Portugal, España, Canadá, EEUU.
La pérdida de hábitat, la liberación de contaminantes a la atmósfera y el riesgo para la seguridad de las personas son sombras oscuras que acompañan al fuego cuando se desboca.
Paradójicamente, nuestros esfuerzos por eliminar el fuego de nuestros territorios salvaje han demostrado ser contraproducentes. Al suprimir los incendios de menor intensidad, permitimos la acumulación de grandes cantidades de material combustible, preparando el escenario para incendios mucho más extremos e incontrolables.
Para navegar esta compleja relación con el fuego, la comprensión científica de su comportamiento es primordial. Solo a través del conocimiento profundo de los procesos que impulsan los incendios podemos desarrollar las herramientas necesarias para utilizarlos y gestionarlos de manera confiable en los paisajes, conciliando las demandas de la sociedad moderna con la necesidad de preservar la salud de nuestros ecosistemas.
Nuevos descubrimientos sobre cómo los incendios calientan los combustibles e impulsan su propagación tienen aplicaciones directas en la gestión del fuego y en la comprensión local del comportamiento ígneo en las vastas extensiones de nuestro planeta.
Con estas breves líneas, los autores pretendemos compartir algunos aspectos fundamentales de la Gestión Integrada del Fuego, especialmente estudios sobre comportamiento, fomentando una comprensión más profunda de la dinámica de los incendios.
En la actualidad, los nuevos desafíos relacionados con los incendios, exigen soluciones basadas en una ciencia sólida. Reducir el riesgo de incendios para las comunidades requiere conocimiento tanto delasinfraestructuras como del medio natural.
Se busca pasar de una supresión reactiva a una gestión proactiva, la cual exige el desarrollo de una experiencia avanzada en la planificación estratégica del uso del fuego.Mitigar los efectos del cambio climático en los bosques y el comportamiento de los incendios requiere intervenciones ambiciosas a gran escala en el ciclo del fuego.
A lo largo de la historia, se han producido hitos cruciales en nuestro entendimiento del fuego. En Estados Unidos, durante las décadas de 1920 y 1930, Harry Gisborne fue pionero en métodos para medir la humedad del combustible y las condiciones meteorológicas, creando instrumentos para indicar el peligro de incendios.
Esfuerzos posteriores para formalizar la planificación del fuego basados en los combustibles y el comportamiento potencial del fuego fueron desarrollados por Hornby (1936) y Barrows (1951). En Canadá, Wright (1932) y Beall (1947) idearon métodos para calificar el peligro de incendios y las condiciones de humedad del combustible a partir de datos meteorológicos.
Los científicos también se esforzaron por predecir la velocidad de propagación de los incendios, ya que esto permitiría estimar los cambios en el perímetro y el área del fuego a lo largo del tiempo y, por lo tanto, el esfuerzo necesario para contener la expansión.
En Australia y Canadá, se desarrollaron predicciones de la propagación del fuego a través de un enfoque empírico basado en el campo, recopilando datos de incendios y quemas prescritas en diversos tipos de vegetación y relacionando estos datos con la humedad y el viento (McArthur 1966, 1967) o índices de peligro (Van Wagner 1990).
Sin embargo, la capacidad de generar estimaciones del comportamiento del fuego directamente a partir de factores ambientales requeriría más investigación y desarrollo.
La investigación sobre incendios ha tenido lugar en diversos centros e instituciones alrededor del mundo. En el Reino Unido, la estación de Borhamwood fue un lugar importante de investigación. En Estados Unidos, el Servicio Forestal del USDA ha mantenido programas de investigación significativos en Berkeley, California; Macon, Georgia; y Missoula, Montana.
El Laboratorio de Ciencias del Fuego de Missoula, dependiente de la Estación de Investigación de las Montañas Rocosas del Servicio Forestal de los Estados Unidos, ha estado dedicado a la investigación de incendios desde su apertura en 1960. También se han realizado contribuciones notables a través de la investigación experimental de laboratorio y de campo en Australia, Canadá y Europa.
Para predecir y comprender el comportamiento de los incendios, se han desarrollado diversos enfoques y modelos. Inicialmente, la investigación se centró en enfoques empíricos, basados en la observación y la recopilación de datos de incendios reales para establecer relaciones entre las condiciones ambientales y el comportamiento del fuego.
Los modelos desarrollados a partir de estos enfoques, como los de McArthur en Australia y Van Wagner en Canadá, proporcionaron herramientas prácticas para estimar la propagación del fuego en función de la vegetación, la humedad y el viento.
Sin embargo, la necesidad de comprender los mecanismos físicos subyacentes a la propagación del fuego impulsó el desarrollo de modelos más mecanicistas. Un hito fundamental en este sentido fue el modelo de propagación del fuego de Rothermel (1972).
Este modelo matemático revolucionario proporcionó un marco objetivo para vincular factores ambientales independientes con características cuantitativas del fuego, como la velocidad de propagación y la intensidad. La relativa simplicidad del modelo y su capacidad para utilizarse con datos ambientales razonables lo hicieron práctico y útil para los gestores del fuego durante casi 50 años.
El auge de la informática en la década de 1970 permitió el desarrollo de herramientas de predicción y sistemas de apoyo a la toma de decisiones más avanzados basados en la ecuación de Rothermel, como el sistema BEHAVE (Andrews 1986).
En Canadá se desarrolló el Sistema Canadiense de Clasificación del Peligro de Incendios Forestales (CFFDRS), desarrollado por el Servicio Forestal Canadiense. Éste consta de dos subsistemas principales: el Sistema Canadiense del Índice Meteorológico de Incendios Forestales (FWI) y el Sistema Canadiense de Predicción del Comportamiento de Incendios Forestales (FBP).
El FBP utiliza datos sobre el combustible, la topografía y meteorología para realizar cálculos específicos de la propagación y la liberación de energía y luego predecir el movimiento y el tamaño del fuego.
El CFFDRS y, en especial, el subsistema FWI es ampliamente utilizado en diferentes países del mundo, como ser EEUU, España, Australia, Portugal, Nueva Zelanda, Fiji, Chile, México, Brasil y Argentina, así como varios países de Asia y resto de Europa han realizado adaptaciones, implementaciones o generados sistemas derivados.
En Argentina se han realizado ajustes y adaptaciones del subsistema FWI el cual es ampliamente utilizado en todo el territorio nacional, tanto por entidades públicas como el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) y sus respectivos organismos jurisdiccionales provinciales; entidades privadas, como empresas y consorcios. En este sentido, se busca que los desarrollos locales estén en torno al CFFDRS para articular con los más de 20 años de uso del FWI en el país.
Si bien se han logrado avances significativos en el estudio del comportamiento del fuego, aún persisten importantes desafíos, tanto en la mejora de los modelos existentes como en su adecuada adaptación a regiones con una dinámica de incendios particularmente activa, como el noreste argentino.
Asimismo, es relevante señalar que la diversidad de enfoques metodológicos no ha convergido en un marco conceptual unificado ni ha dado lugar a desarrollos sustanciales en términos de herramientas prácticas.
La mayoría de los modelos se han centrado en estimar la velocidad de propagación del fuego a partir de condiciones ambientales iniciales, asumiendo comúnmente un estado estacionario y simplificando los complejos procesos espacio-temporales que determinan cómo se inicia y propaga el fuego.
Sin embargo, la naturaleza misma del fenómeno exige un análisis detallado de las características del combustible —su cantidad, disponibilidad, heterogeneidad y tipología— en una dimensión espacio-temporal precisa. Esta complejidad, a su vez, dificulta el desarrollo de herramientas operativas, al implicar elevados costos y tiempos de implementación.
Los incendios son sistemas dinámicos complejos caracterizados por interacciones no lineales y retroalimentaciones internas, influenciados por factores externos como el combustible, la meteorología y la topografía. Comprender estas interacciones es esencial para predecir el comportamiento del fuego y desarrollar estrategias de gestión eficaces.
En el año 2019, las quemas rurales afectaron una superficie total de 345 millones de hectáreas, siendo África la que concentra el 87% de la superficie, generando la emisión de aproximadamente 18.219 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂). Fuente: CopernicusAtmosphereMonitoring Service (2023).
Por ejemplo, estrategias de supresión más efectivas, con menor impacto ambiental, social y económico. Otro ejemplo es la planificación y ejecución de quemas controladas y prescritas, una herramienta esencial para la gestión de combustibles y la consecución de objetivos ecológicos específicos.
La manipulación de los patrones de ignición (puntos, líneas, áreas) permite a los profesionales controlar la propagación, la intensidad y los efectos del fuego. Comprender cómo las diferentes geometrías de ignición interactúan con los flujos de aire y el combustible es fundamental para lograr los resultados deseados de una quema tanto controlada como prescrita y, además, minimizar el riesgo de ocasionar un incendio.
Implementación del CFFDRS en Argentina
En Argentina, la lucha contra los incendios rurales es un desafío constante. Para enfrentarlo, los expertos buscan herramientas que permitan anticipar el peligro y actuar a tiempo. Una de las opciones que se analiza es el Sistema Canadiense de Clasificación del Peligro de Incendios Forestales (CFFDRS), un modelo con una larga historia de desarrollo.
Desde hace tiempo, los especialistas en manejo del fuego han comprendido que no todos los días son iguales cuando se trata de riesgo de incendios. La vegetación, el clima y la topografía juegan un papel crucial en la probabilidad de que un fuego se inicie y en cómo se comportará. Por eso, se han creado diversos sistemas para «medir» el peligro de incendios, ayudando a planificar la prevención y la respuesta.
Ahora bien, nos hacemos un par de preguntas:
¿Por qué en esta implementación se miró a Canadá? Dentoni y Muñoz (2012) nos cuenta que Canadá lleva casi un siglo investigando y perfeccionando sus métodos para evaluar el peligro de incendios rurales. Su sistema actual, el CFFDRS, es el resultado de una larga evolución, donde cada avance se basó en la experiencia previa.
Este sistema se ha convertido en una referencia internacional, adoptado parcial o totalmente en lugares como EEUU, España, Australia, Portugal, Nueva Zelanda, Fiji, Chile, México, Brasil y nuestro país.
¿Cómo funciona el sistema canadiense? El CFFDRS no es un simple número, sino un conjunto de cuatro «módulos» o subsistemas interconectados:
- Índice Meteorológico de Peligro de Incendios (FWI): Este es el corazón del sistema y se utiliza en todo Canadá desde 1970. A diferencia de sistemas anteriores que usaban tablas, el FWI se basa en ecuaciones que se procesan por computadora. Para calcularlo, se necesitan datos meteorológicos diarios como la humedad relativa, la temperatura, la velocidad del viento, tomados a las 12:00, y la lluvia de las últimas 24 horas, tomados a las 9:00 horas.El FWI se compone de varios «códigos» e «índices» que analizan diferentes aspectos del peligro, como ser:
- Código de Humedad del Combustible Fino (FFMC): Indica cuánta humedad tienen las hojas secas y otros pequeños combustibles que se encuentran en la superficie del suelo. Un FFMC alto significa que estos materiales están secos y se encenderán fácilmente.
- Código de Humedad del Mantillo (DMC): Mide la humedad de los combustibles medianos y la capa de materia orgánica poco profunda y no muy compacta que se encuentra bajo la hojarasca.
- Código de Sequía (DC): Refleja la humedad de la capa orgánica más profunda y compacta como así también de los combustibles grusos. Este código cambia lentamente, mostrando los efectos de sequías prolongadas.
- Índice de Propagación Inicial (ISI): Estima qué tan rápido podría propagarse un fuego en la etapa inicial.
- Índice de Combustible Disponible (BUI): Indica la cantidad de combustible que está disponible para quemarse.
- Índice Meteorológico de Peligro (FWI): Este índice combina la información de los códigos e índices anteriores en un solo número que da una idea general del potencial de actividad del fuego. Un valor alto del FWI significa un peligro elevado.
- Subsistema de Predicción de Comportamiento del Fuego (FBP): Este módulo utiliza información sobre los combustibles, el tiempo meteorológico y la topografía para estimar cómo se comportaría un incendio en un lugar y momento específico. Puede predecir la velocidad de propagación, el consumo de combustible y la intensidad del fuego. La información sobre los combustibles se ingresa describiendo los diferentes tipos de vegetación.
¿Funciona en Argentina? La adopción del sistema canadiense trae varios beneficios a Argentina, como una evaluación más estandarizada del peligro de incendios a nivel nacional, facilitando la comparación entre diferentes regiones y una mejor asignación de recursos para la prevención y el combate. Sin embargo, es crucial recordar que cada ecosistema es diferente. Lo que funciona bien en los bosques canadienses de coníferas podría necesitar ajustes para aplicarse a los pastizales, bosques andino-patagónicos u otras formaciones vegetales de Argentina.
Dentoni y Muñoz (2012) subraya que, si bien adoptar un sistema existente puede ahorrar tiempo y dinero, es fundamental realizar pruebas y ajustes para asegurar que se adapte a las condiciones locales. La experiencia de otros países que han adoptado el sistema canadiense, como Nueva Zelanda, puede ser valiosa para este proceso.
En definitiva, la evaluación de sistemas como el CFFDRS representa un paso importante hacia una gestión más eficiente y científica del riesgo de incendios en Argentina. Conocer estas herramientas y entender sus potencialidades y desafíos es fundamental para proteger nuestros valiosos recursos naturales.
Gestión Integrada del Fuego (GIF) engloba una serie de acciones que abarcan la legislación, educación y gestión de la reducción del riesgo (prevención), la preparación para posibles eventos aborda el mapeo y monitoreo, capacitación, articulación y disponibilidad de recursos (presupresión), la respuesta durante los eventos (supresión) implica un solida logística y buena capacidad de análisis del evento. Finalmente, la recuperación de las áreas afectadas (restauración) implica recuperar de forma asistida o no el área afectada. Fuente: Broz et al. (2023).
Comentarios finales
Tanto la evaluación del peligro como elcomportamiento del fuego es un campo dinámico y esencial que busca desentrañar las complejas interacciones entre el fuego y su entorno.
Al comprender los principios físicos que impulsan la combustión, la transferencia de calor y la ignición en el contexto de los combustibles, la meteorología y la topografía, podemos mejorar nuestra capacidad para predecir y gestionar los incendios, proteger a las comunidades y los ecosistemas y, además, aprender a vivir de manera compatible con esta fuerza fundamental de la naturaleza.
El camino hacia una comprensión más profunda requiere una colaboración continua entre científicos, gestores del fuego y comunidades, así como una inversión sostenida en investigación, tanto público como privado, y el desarrollo de herramientas predictivas basadas en una sólida base científica. Solo entonces podremos aprovechar plenamente el potencial de la ciencia del fuego para sostener nuestros ecosistemas y proteger a nuestras sociedades modernas.
Autores: Diego Ricardo Broz (1) y Javier López (2)
- Profesor y Vicedecano de la Facultad de Ciencias Forestales (UNaM).
2. Profesorde la Facultad de Ciencias Forestales (UNaM) y Becario Doctoral del CONICET.
sábado, 14 de junio de 2025
lunes, 10 de marzo de 2025
Reunión Consorcio Predio Oasis Marzo 2025
El día 6 de marzo se desarrolló la primera reunión de consorcio del año 2025
La misma dio inicio con la presentación por parte de Daniel Perea de Arauco SA del sistema de detección de incendios por medio de cámaras y software satelital y el sistema de combate conformado por brigadas forestales profesionales, equipamiento terrestre, compuesto principalmente por 2 autobombas y equipos de ataque rápido, también cuentan con la contratación de un avión hidrante con base en Gualeguay.
Posteriormente se analizó la temporada de incendios 2024-2025 de la Región del Delta remarcando los presentes la disminución de la afectación de superficie de incendio en el año comparando con temporadas anteriores solo F Mendizábal manifestó la quema y perdida de 4 hectáreas de forestación (las cuales infiere que han sido encendidas de manera intencional (para desviar la atención hacia este punto y luego poder robar pertenencias cuando todo el personal está abocado al combate)
Análisis a nivel nacional y global de incendios: Se comentaron los incendios forestales del litoral argentino y los ocurridos recientemente en la Patagonia. A nivel global se menciona que la tendencia indica que seguirá incrementándose la frecuencia e intensidad de los incendios y la cantidad de superficie quemada por incendio, siendo el calentamiento global uno de los principales impulsores del aumento de la magnitud y severidad de ellos. Las temperaturas más altas secan el paisaje y crean el entorno perfecto para incendios forestales simultáneos más grandes y frecuentes. Se menciona que la principal causa de incendios forestales en Sudamérica es el avance de la frontera agrícola Se plantean como ejemplos los modelos de prevención de incendios que utilizan en EE. UU. y en España ( gestión de la vegetación, ganadería preventiva, quemas prescriptas, etc. ) .
Los ing Demian Alonso, Sebastián Galarco y Sergio Tomassone de la dirección Forestal del Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires presentaron los requisitos necesarios para la obtención de los permisos de quema controlada en la provincia de Bs As tanto forestales como de pastizales. Se describió el Formulario de Solicitud de inscripción para el Registro de Profesionales corresponsables de quemas controladas en la provincia de Buenos Aires, el cual hace hincapié en los conocimientos técnicos en materia de incendios del profesional más allá del título profesional y la matriculación de los mismos. También se detalló los requisitos del formulario de quema controlada y profundizaron en los ítems de la planilla, la cual tiene como base datos personales y catastrales similares a los que se presentan en la ley Nac. 25080. Surgió la necesidad de clarificar a quien se debe avisar al momento de iniciar la quema : Defensa Civil, Bomberos Voluntarios, M.D.Agrario, Vecinos …
Continuo la reunión con el tema de capacitaciones necesarias para la extinción de incendios. Se reconoce la necesidad de dotar al personal de cada una de las empresas con estos conocimientos, y aportar capacitaciones también al resto de los productores . Se establece como punto de partida tomar contacto con el SNMF por intermedio de la regional Pampeana ( F. Tuñón ) para coordinar disponibilidad y ejecución de las mismas Apareció como provechoso culminar esa formación con las certificaciones que brinda tanto el PNMF, APN como el convenio Ministerio de Trabajo-AFoA siendo las Normas disponibles 1. Combatiente de Fuego, 2. Combatiente motosierrista, 3. Combatiente motobombista 4. Jefe de Cuadrilla.
Por último, la reunión conto con la presentación de por parte de Analía Nanni y Paula Vázquez UNSAM del Proyecto " Análisis de la resiliencia de humedales de los bajos ribereños del Paraná sometidos a disturbios de fuego y herbívora" el cual tiene como objetivos estimar los impactos ( positivos y negativos ) que provocan los incendios en distintos ambientes del humedal (ganadero, forestal y pajonal) utilizando escarabajos como indicadores de disturbios. El proyecto contempla relevar datos con tratamientos con quema y presencia de animales de manera combinada a lo largo de varios años. Además de escarabajos se desea obtener información de emisiones de CO2, parámetros fisicoquímicos del suelo y riqueza y diversidad de flora. Como así también todo lo referido a la etología de los coleópteros indicadores.
Cerrando la reunión se fija la necesidad de coordinar y promover el siguiente encuentro para el próximo trimestre.
Puntos anexos de temas que se charlaron
a)
Inteligencia artificial de cámara de detección
de incendios
b)
Necesidad de procesar y juntar toda la
información referida a focos de incendios, índices de peligrosidad, superficie
afectada, información climática, hidrológica etc. Que existe y está disponible
pero no llega a los usuarios o llega de manera desordenada. Hay mucha
información disponible que no recibe nadie
c)
Necesidad de un mapa de vegetación para la
región
d) Generar Cronograma de actividades para el año
10 Presentes
en la reunión: Juan Manuel García Conde, Daniel Perea, Marcos Jouanny,
Carlos Urionaguena, Sebastián Galarco, Demian Alonso, Sergio Tamassone,
Fernando Mendizábal, Analía Nanni y Paula Vázquez, Matias D’Anna, Lucas
Leverone.
domingo, 23 de febrero de 2025
martes, 28 de enero de 2025
5 empresas tecnológicas emergentes que
trabajan para prevenir incendios en el futuro
Desde la
monitorización de la red hasta los robots de quema controlada.
Katie Brigham• 1 de noviembre de 2025
Los Ángeles tiene un largo camino por recorrer
antes de que los funcionarios de la ciudad y el estado puedan empezar a buscar
lecciones que puedan sacar de estos incendios. Los temas probables de discusión
incluirán la construcción de estructuras resistentes, el manejo de la vegetación y la preparación de la comunidad . Pero
también hay algunas soluciones más innovadoras provenientes de un número cada
vez mayor de empresas de tecnología (startups de “tecnología contra incendios”,
por así decirlo) que están dando un giro nuevo y de alta tecnología a algunas de
estas soluciones familiares.
BurnBot, por ejemplo, fabrica una máquina operada a
distancia que ejecuta quemas controladas y eficientes para ayudar a mitigar el
riesgo de incendios forestales. “No creo que se pueda reemplazar nunca el
talento, la experiencia y el conocimiento de los bomberos de primera línea”, me
dijo esta semana Anukool Lakhina, director ejecutivo de BurnBot. “Pero lo que
sí se puede hacer es hacer que su trabajo sea más seguro”.
En agosto pasado escribí sobre Convective Capital , la
empresa de capital de riesgo enfocada exclusivamente en la financiación de
soluciones para incendios forestales, y una de las empresas de su cartera,
Rhizome, que crea una plataforma de mitigación de riesgos de incendios
forestales impulsada por IA para empresas de servicios públicos. A
continuación, se presentan otras cinco empresas destacadas de la cartera de
Convective que, con suerte, ayudarán a llevar la prevención y mitigación de
incendios forestales al futuro.
1. Gridware
El 8 de enero, cuando las llamas comenzaron a
envolver Los Ángeles, Gridware anunció su ronda de financiación de Serie A de
26,4 millones de dólares. La empresa utiliza sensores colocados en postes de
electricidad para proporcionar un seguimiento continuo de la infraestructura de
la red y puede alertar a los operadores de la red sobre peligros y fallas en
tiempo real. Esto permite reparaciones rápidas y una respuesta inmediata a
amenazas de incendios forestales, como fallas de equipos, líneas caídas o
cualquier contacto con la vegetación. Y como los dispositivos de Gridware
funcionan con energía solar, pueden permanecer en línea incluso durante un
corte de energía.
“Nuestro país depende de la red eléctrica, pero
hasta ahora las empresas de servicios públicos la han estado operando sin
capacidades de monitoreo razonables”, dijo Bryan Schreier, socio de Sequoia
Capital, que lideró la ronda de financiación de la Serie A de Gridware, en una
declaración sobre la ronda de financiación. Los incendios forestales provocados
por las empresas de servicios públicos tienden a ser particularmente dañinos,
ya que a menudo ocurren cerca de áreas pobladas. Y aunque las empresas de
servicios públicos de California gastan más de $6 millones anuales en mitigación
de riesgos, la mayor parte de ese dinero se destina a tecnologías más antiguas,
algo que Gridware espera cambiar.
Final del formulario
Gridware implementó un piloto exitoso con
PG&E el año pasado, y desde entonces se ha expandido para monitorear más de
1,000 millas de líneas eléctricas para 18 clientes diferentes, con dispositivos
instalados en aproximadamente 10,000 postes.
2. BurnBot
Como se mencionó anteriormente, BurnBot utiliza robots que pueden cortar
la vegetación y realizar quemas controladas en una amplia variedad de
geografías, desde bosques densamente arbolados hasta matorrales cerca de
entornos urbanos. Tradicionalmente, las quemas controladas solo son seguras en
condiciones climáticas muy particulares, pero como BurnBot captura el humo de
sus operaciones y extingue inmediatamente los incendios después de eliminar la
vegetación, Lakhina me dijo que los robots pueden operar en cualquier clima.
“Hoy en día, lamentablemente, la forma predominante
de tratar el combustible es extremadamente arcaica. Son seres humanos con
cerillas que prenden fuego a las cosas o seres humanos con palas y palas que
van a excavar la vegetación”. Algunas estimaciones calculan que en Estados
Unidos hay unos 81 millones de hectáreas de tierra que necesitan ser tratadas
por riesgo de incendios forestales, y “no se va a llegar a ese punto si se
depende únicamente de seres humanos o únicamente del pastoreo”, dijo Lakhina.
Calcula que los robots de la empresa pueden tratar 40 veces el área que trataría
una cuadrilla manual típica.
BurnBot ha probado su tecnología con CalFire, PG&E y
el Servicio Forestal de EE. UU., y recaudó una ronda de financiación Serie A de 20 millones de dólares el
año pasado.
3. Fire Aside
Fire Aside
crea productos de software que ayudan a los departamentos de bomberos y otras
agencias de seguridad a digitalizar sus procesos de inspección, garantizando
así que los hogares y las empresas cumplan con los requisitos de seguridad
contra incendios y ayudando a ampliar los programas de prevención de incendios
forestales estatales y comunitarios.
“Mejora el alcance de los departamentos de bomberos
municipales para que puedan, a gran escala, comunicarse con sus vecindarios y
sus comunidades, y automatizar y digitalizar estas inspecciones”, me dijo Jay
Ribakove, director de Convective Capital. Sin duda, es un avance con respecto
al método tradicional, que implica que “un bombero se presente y te deje
algunas notas escritas a mano sobre lo que puedes hacer mejor”, dijo Ribakove.
Los residentes de las comunidades que usan Fire Aside tienen cinco veces más
probabilidades de tomar medidas para proteger su propiedad contra los incendios
forestales, dice la empresa.
Fire Aside recaudó una ronda inicial de tamaño no
revelado en 2023, liderada por Convective Capital.
4. Pano
La detección temprana de incendios es uno de los
factores más importantes para mantener los incendios bajo control. Pano es una
empresa de software que se basa en inteligencia artificial y visión artificial
para detectar automáticamente cuándo y dónde se está produciendo un incendio
forestal. La empresa instala sus cámaras en torres de telecomunicaciones,
postes u otros equipos que, combinados con otros datos como datos satelitales,
sensores de campo y alertas de emergencia, ofrecen a los profesionales de los
bomberos y a los servicios de emergencia una visión unificada de cualquier
situación en desarrollo.
“Cuanto antes podamos detectar los incendios, más
rápido podremos responder”, me dijo Ribakove, citando una investigación que
indica que si los tiempos de respuesta a los incendios forestales en California
fueran solo 15 minutos más rápidos, la frecuencia de los incendios grandes y
fuera de control podría reducirse al menos entre un 3% y hasta un 7%. Dado que
California ha experimentado, en promedio, 117 mil millones de dólares en
pérdidas económicas anuales totales por incendios forestales entre 2017 y 2021,
tecnología como la de Pano podría ahorrarle hasta 8.2 mil millones de dólares
por año.
Pano recaudó una ronda Serie A de $20 millones en
2022 y una ronda de crecimiento de $17 millones en 2023.
5. Overstory
Overstory
tiene otro enfoque para minimizar la presencia de combustibles para incendios,
proporcionando a las empresas de servicios públicos una "plataforma de gestión
de vegetación global" que aplica inteligencia artificial a imágenes
satelitales, lo que permite a la empresa identificar la ubicación, el tamaño,
la salud y las especies de cualquier árbol del mundo. Con estos datos,
Overstory puede ayudar a las empresas de servicios públicos a identificar áreas
particulares donde la vegetación podría representar un riesgo de incendio
forestal, por ejemplo, si crece demasiado cerca de una línea eléctrica, y
recomendar acciones específicas. Overstory también espera que su tecnología les
ahorre dinero a las empresas de servicios públicos, ya que los presupuestos de
gestión de la vegetación se han disparado en los últimos años.
Overstory trabaja con más de 40 empresas de
servicios públicos, entre ellas PG&E, además de otras en Canadá, Brasil y
Europa. En el momento de su ronda de financiación Serie A de 14 millones de
dólares, en 2023, la empresa afirmó que supervisaba alrededor de 2 millones de
acres y protegía unos 6.000 millones de dólares en activos de servicios públicos.
lunes, 27 de enero de 2025
El cambio climático, un factor en los incendios sin precedentes de Los Ángeles
13 de enero de 2025
Por Gavin Madakumbura 1 ,
Chad Thackeray 2 ,
Alex Hall 3 ,
Park Williams 1 ,
Jesse Norris 2 y
Ray Sukhdeo 2
Conclusiones clave:
·
El cambio climático puede estar
relacionado con aproximadamente una cuarta parte del déficit extremo de humedad
del combustible cuando comenzaron los incendios.
·
Los incendios habrían sido igualmente
extremos sin el cambio climático, aunque probablemente algo más pequeños y
menos intensos.
·
Dada la inevitabilidad del cambio
climático continuo, la mitigación de incendios forestales debe orientarse a (1)
la supresión agresiva de las igniciones humanas cuando se pronostican
condiciones climáticas extremas de incendios, (2) estrategias de
fortalecimiento de las viviendas y (3) desarrollo urbano en zonas de bajo
riesgo de incendios forestales.
1 Departamento
de Geografía de la UCLA, 2 Departamento
de AOS de la UCLA, 3 IoES
de la UCLA
Los incendios forestales de enero de 2025
en la región de Los Ángeles constituyen el episodio de incendios forestales más
destructivo conocido en la historia de la región. Hemos observado el desarrollo
de los incendios forestales con preocupación, consternación y dolor. La
devastación ha sido de una escala que supera lo que podríamos haber imaginado,
y extendemos nuestras más profundas condolencias a quienes han perdido sus
hogares y a sus seres queridos.
Se necesitará una investigación
exhaustiva para comprender plenamente la importancia relativa de los diversos
factores que subyacen a los incendios y cómo interactuaron entre sí, pero
existe un amplio consenso sobre cuáles podrían ser esos factores: hubo una
acumulación de combustibles (es decir, vegetación) entre 2022 y 2024, seguida
de un verano muy cálido en 2024. Luego, las lluvias invernales que normalmente
llegan en noviembre y diciembre prácticamente no se materializaron. Además de
todo eso, presenciamos un fenómeno de viento de Santa Ana casi sin precedentes
que fue fundamental para la rápida propagación de los incendios forestales a
partir del 7 de enero de 2025.
Aquí comenzamos a cuantificar lo
inusuales que son estos factores, en el contexto de la variabilidad natural del
clima y del tiempo. Se han hecho muchas afirmaciones sobre el papel del cambio
climático en los incendios forestales, lo cual es comprensible dado el interés
del público en esta cuestión. Sin embargo, responder completamente a esta
pregunta requiere un análisis profundo. Aquí ofrecemos un punto de partida para
este análisis, al identificar factores en los que es muy probable que el cambio
climático inducido por el hombre desempeñe un papel en los incendios
forestales, factores en los que influye la variabilidad climática natural y
otros en los que se necesita más investigación para hacer afirmaciones
definitivas. También observamos que no se conocen fuentes de ignición naturales
en esta época del año en la región, por lo que es casi seguro que los incendios
se iniciaron por algún tipo de actividad humana. En este sentido, el origen
humano de los incendios es indiscutible. Pero dejaremos que otros determinen
qué llevó a la iniciación de los incendios y nos centraremos en los factores
climáticos y meteorológicos que permitieron que los incendios se volvieran tan
grandes y destructivos.
Hay que tener en cuenta que este
trabajo no ha sido revisado por pares (un proceso que lleva meses) y es
probable que surjan lecciones adicionales a medida que se realicen análisis
adicionales a lo largo del tiempo.
Dos años
húmedos seguidos
Comenzamos
señalando que los años hidrográficos 2022-2023 y 2023-2024 fueron muy húmedos
en la región de Los Ángeles, lo que provocó una acumulación de vegetación en
las zonas silvestres. Por ejemplo, en la estación meteorológica del centro de
Los Ángeles, los totales de precipitaciones de ambos años fueron casi el doble
de la media a largo plazo (1877-2024). Para evaluar lo inusual que es esta
sucesión de dos años muy húmedos seguidos, mostramos en la Figura 1 una serie
temporal de la media móvil de dos años de precipitación promediada en la costa
del sur de California (curva azul). Desde 1980, la precipitación media de dos
años para el período que finaliza a mediados de 2024 fue la quinta más húmeda
desde 1980. Este período incluyó la tormenta tropical Hilary, una
tormenta única en la vida, en agosto de 2023., que
inundó la región durante los meses de verano, que suelen ser secos. Una medida
media anual de la densidad y el verdor de las plantas (NDVI; curva verde)
muestra que la actividad de las plantas generalmente sigue los totales de
precipitación. Durante el período de dos años que finalizó a mediados de 2024,
el verdor de la vegetación fue muy alto, comparable a algunos de los períodos
más verdes desde 2000. Por lo tanto, las laderas y montañas que rodean gran
parte de la región de Los Ángeles ingresaron a la temporada de incendios de
otoño de 2024 con sustancialmente más pasto y chaparral
combustibles de lo que es común..
Se ha
propuesto un mecanismo por el cual el cambio climático puede promover un mayor
total de precipitaciones en los años más húmedos. A medida que el planeta se
calienta, la atmósfera contiene en promedio más vapor de agua, por lo que en
gran parte del planeta se espera que las tormentas más fuertes (áreas de
convergencia del vapor de agua) se vuelvan más intensas. En California, se
proyecta que las tormentas atmosféricas fluviales invernales que generan la
mayor parte de las precipitaciones de la región transporten más vapor de agua a
medida que el clima se calienta ( Huang
et al. 2020).), a una tasa de aproximadamente el
4% por grado F de calentamiento. Dado un calentamiento actual de 2,7 grados F
desde el período preindustrial, esto equivaldría a aproximadamente un 10-11%
más de precipitación en cada evento de río atmosférico. Suponiendo que la
vegetación convierta el exceso de precipitación en carbono de manera
proporcional, la vegetación contendría aproximadamente un 10% más de
combustible que si no se hubiera producido el cambio climático. Sin embargo, no
hay evidencia observacional de que las tormentas invernales en California, o
los transportes de humedad atmosférica que alimentan las más fuertes de estas
tormentas, se hayan intensificado hasta la fecha ( Williams
et al. 2024).), lo que hace que esta vez sea muy
incierto en qué medida el cambio climático ha promovido los altos totales de
precipitaciones en 2023-2024.
Figura 1. Promedio móvil de 2 años de precipitación total por año hidrológico (octubre-septiembre) (línea azul) y promedio anual del índice de vegetación de diferencia normalizada, un producto satelital utilizado para medir el verdor y la densidad de plantas (NDVI, línea verde) para el sur de California, según las ecorregiones definido en la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. La serie temporal NDVI está normalizada de modo que las unidades son desviaciones estándar de la media. Los datos de precipitación provienen de GridMET.y los datos NDVI provienen de MODIS.
Cambios
en la humedad del combustible en 2024
Los combustibles excedentes
disponibles para quemar en enero de 2025 son solo el comienzo de la historia.
Los incendios forestales en el sur de California generalmente se alimentan de
pastos y vegetación de chaparral que se seca durante la estación cálida. Fuera
de los bosques de gran altitud, los incendios forestales más peligrosos y de
propagación más rápida en el sur de California suelen ocurrir a fines del
verano y el otoño. Esto se debe a que hay poca o ninguna lluvia durante el
verano mientras las temperaturas son altas. Para fines del verano, los
combustibles han perdido la mayor parte de su humedad. Una medida de los
niveles de humedad en los combustibles es la "humedad del combustible
muerto de 1000 horas", o FM1000, que es una estimación de cuánta humedad
queda en los combustibles de vegetación muerta, como tallos y ramas de árboles,
y se calcula a partir de datos climáticos. En promedio, el FM1000 en la zona
costera del sur de California alcanza su punto máximo a principios de marzo y
alcanza un mínimo en agosto o septiembre antes del inicio de la temporada de
lluvias de invierno (Figura 2). En 2024, el FM1000 se situó muy por encima de
lo normal tras las lluvias del invierno de 2023-2024 (el 1 de abril fue el
octavo más alto registrado). Sin embargo, después mostró un descenso
precipitado, alcanzando niveles por debajo de lo normal a principios del
verano, y siguió disminuyendo a medida que la temporada de lluvias no se
materializaba. Para el 7 de enero de 2025, la humedad del combustible muerto era
la sexta más baja registrada para esa fecha. Por tanto, las condiciones
previas, tanto en términos de altas cargas de combustible como de baja humedad
del combustible, eran extremadamente favorables para los incendios forestales.
Figura 2. Humedad diaria del combustible muerto (FM1000) durante 2024 y los primeros días de 2025 para la costa sur de California. FM1000 corresponde a la humedad del combustible muerto de 1000 horas, una estimación basada en el clima utilizada por el Sistema Nacional de Clasificación del Peligro de Incendios de sequedad de madera en rollo muerta de 3 a 8 pulgadas de diámetro y/o hojarasca a más de 4 pulgadas debajo de la superficie. La curva negra sólida muestra la evolución de FM1000 en 2024/principios de 2025, mientras que las líneas negras discontinuas muestran la media y la desviación estándar de +/- FM1000 de 1979 a 2023. Las líneas negras punteadas muestran los valores mínimos y máximos de 1979 a 2023. Las líneas verde, azul y roja muestran los resultados de los experimentos (discutidos en la sección final) para estimar los efectos de las anomalías climáticas después del 1 de junio de 2024: (verde) la precipitación, la temperatura y la humedad relativa siguen sus promedios históricos después del 1 de junio de 2024; (azul) la precipitación se mantiene en el promedio histórico; (rojo) la temperatura y la humedad relativa se mantienen en el promedio histórico. Los valores finales de estos experimentos al 7 de enero se muestran en el extremo derecho. La diferencia entre el verde y el negro sólido se debe a las anomalías climáticas posteriores al 31 de mayo de 2024. La diferencia entre el azul y el negro sólido se debe a las precipitaciones. La diferencia entre el rojo y el negro sólido se debe a la temperatura y la humedad relativa.
El
cálido verano y otoño de 2024
Un
factor probable que subyace a la extrema aridez de los combustibles antes de los
incendios de enero fue el período anómalamente caluroso de verano-otoño de
2024. Esto puede ser particularmente cierto para el contenido de humedad de la
vegetación de raíces profundas y las estructuras creadas por el hombre. Si bien
los combustibles finos, como los pastos, pueden secarse en cuestión de minutos
u horas en un evento de viento de Santa Ana, los combustibles más grandes o la
vegetación con acceso a reservas de humedad del suelo más profundas tardan más
en secarse y, por lo tanto, su contenido de humedad puede ser la integración de
anomalías climáticas en el transcurso de meses o más. El calor puede reducir el
contenido de humedad de los combustibles al aumentar la velocidad a la que la
atmósfera puede evaporar la humedad de los combustibles y la humedad del suelo.
Después del invierno húmedo de 2023-2024, el verano-otoño de 2024 fue
excepcionalmente caluroso, incluida una ola de calor récord en septiembre. En la Figura 3 (panel inferior), mostramos que el verano-otoño
(junio-diciembre) de 2024, con una temperatura media de 67,1 °F, se clasifica
como el tercero más cálido desde al menos 1895 en la costa del sur de
California. Como demostraremos más adelante, el calor anómalo en el verano de
2024 parece ser en parte responsable de la pronunciada disminución estival de
la humedad del combustible muerto que se observa en la Figura 2. Cabe destacar
que otros incendios forestales, como los de Bridge, Line y Airport, siguieron
los pasos de este calor inusual, lo que subraya el papel potencial de la
aridificación impulsada por el calentamiento también en estos incendios. El
calor inusual fue parte de una clara tendencia hacia temperaturas más cálidas
durante todo el período 1895-2024 (Figura 3, panel superior). Este
calentamiento está asociado con las tendencias globales hacia temperaturas más
cálidas, que se han atribuido muchas veces al cambio climático inducido por el
hombre (por ejemplo, la evaluación
más reciente del IPCC ).).
Figura 3. (Arriba) Promedio anual de las temperaturas de verano y otoño (de junio a diciembre) en la costa sur de California durante el período de 1895 a 2024. (Abajo) Frecuencia de ocurrencia de las temperaturas de verano y otoño, que se muestra como el número de años en cada intervalo de temperatura. El valor de 2024 se indica con la línea discontinua roja. Los datos son de PRISM.
Un
comienzo muy seco para la temporada de lluvias
Otro factor importante en la aridez
de los combustibles que condujo a los incendios de enero de 2025 fue la falta
anormal de precipitaciones. Por lo general, el primer evento de precipitación
significativa de la temporada de lluvias llega a la región de Los Ángeles entre
fines de octubre y principios de diciembre, y sin embargo, en el momento de los
incendios, la región no había recibido precipitaciones significativas desde
abril de 2024. Para examinar este factor más a fondo, el panel superior de la
Figura 4 muestra los totales de precipitación acumulados hasta el 8 de enero en
la estación del centro de Los Ángeles. Esta es la ubicación para la que tenemos
los registros más largos en la región. Los registros aquí se remontan a 1877,
lo que permite una evaluación sólida de las tendencias, así como el grado en
que la temporada de lluvias actual es extrema. El total promedio de
precipitación acumulada de 1877 a 2023 desde el 1 de mayo hasta el 8 de enero
es de 5,6”. Sin embargo, los totales de precipitación durante este período son
muy variables. El rango de una desviación estándar (~68% de los años) es de
1,8”-9,4”, de modo que casi un tercio de los años están por encima de 9,4” o
por debajo de 1,8”. Incluso con la variabilidad extrema de un año a otro como
el status quo en esta región, el total de precipitaciones desde el 1 de mayo de
2024 hasta el 8 de enero de 2025 fue extraordinariamente bajo, solo 0,29”. El
inicio extremadamente seco de la temporada de lluvias 2024-2025 se pone aún más
en contexto por la distribución completa de todos los totales de precipitación
de la temporada de lluvias tempranas desde 1877 (Figura 4, panel inferior). El
total de precipitaciones de 0,29” al 8 de enero de 2015 se clasifica como el
segundo más seco, detrás de solo 0,15” en 1962-1963. También vale la pena
señalar lo raro que es que un inicio seco de la temporada de lluvias siga a
años húmedos consecutivos como el que acabamos de experimentar. Solo
encontramos tres casos en los que un inicio anómalamente seco de la temporada
de lluvias (<2,5” del 1 de mayo al 8 de enero) sigue a años hídricos húmedos
consecutivos (>16”): 1907-1908, 1992-1993 y 2024-2025. Además, 2024-2025 es
el único caso con precipitaciones de mayo a enero por debajo de
2”.
Es muy
incierto hasta qué punto el cambio climático puede haber promovido un inicio
inusualmente seco, y hasta ahora inexistente, de la temporada de lluvias de
2024-2025. Los modelos climáticos generalmente proyectan un inicio más tardío
de la temporada de lluvias en el sur de California ( Williams
et al., 2019)., Goss y otros, 2020), y de hecho, los totales de
precipitación de octubre a noviembre en la costa del sur de California han disminuido
durante las últimas seis décadas. Por otro lado, la disminución observada puede
ser simplemente una regresión a la media después de un período prolongado de
lluvias inusualmente húmedas a mediados de la década de 1900. En la estación
del centro de Los Ángeles, algunos de los comienzos más secos de la temporada
de lluvias ocurrieron a principios de la década de 1900. Se necesita más
trabajo para comprender mejor el papel potencial del cambio climático en el
comienzo inusualmente seco de la temporada de lluvias de 2024-2025. Mientras
tanto, advertimos que la interpretación de la posible contribución del cambio
climático a una anomalía de precipitación dada en el sur de California debe
hacerse entendiendo que esta región tiene un rango extraordinariamente alto de
variabilidad natural de la precipitación ( Dettinger et al. 2011).
Figura 4. (Arriba) Totales de precipitación acumulada (unidades: pulgadas) para el centro de Los Ángeles desde el 1 de mayo de 2024 hasta el 8 de enero de 2025 (línea roja) en relación con la media climatológica para el mismo rango de tiempo para el período de tiempo 1877-2023 (línea negra; sombreado gris para +/- 1 desviación estándar con respecto a la media). También se muestran los valores de precipitación para el año con el comienzo más seco (línea roja oscura). (Abajo) Frecuencia de ocurrencia de la precipitación acumulada del 1 de mayo al 8 de enero para el centro de Los Ángeles, como se muestra por el número de años en cada intervalo de precipitación. Los datos de la estación provienen del Sistema de Información Climática Aplicada de la NOAA.El valor del 1 de mayo de 2024 al 8 de enero de 2025 se indica mediante la línea discontinua roja.
Dada
la extrema aridez y la abundancia de combustible en las zonas silvestres
alrededor de Los Ángeles, los vientos huracanados de Santa Ana que llegaron el
7 de enero fueron el ingrediente final de una receta perfecta para el
desarrollo de grandes incendios forestales. Los vientos de Santa Ana ocurren
episódicamente en la costa del sur de California desde aproximadamente octubre
hasta marzo ( Rolinski et al. 2019).).
Por lo tanto, es normal tener una sucesión de eventos de Santa Ana a principios
de enero. Se sabe que las altas velocidades del viento de los eventos de Santa
Ana, combinadas con la sequedad asociada de los vientos, aumentan el riesgo de
incendios forestales en la costa del sur de California ( Keeley
et al. 2024).). Los incendios forestales de Santa Ana suelen ser de
mayor preocupación en el primer o segundo mes del período de octubre a marzo,
antes de la llegada de las primeras lluvias significativas, generalmente en
noviembre ( Cayan et al. 2022). Sin embargo, debido a que no había
ocurrido una lluvia significativa cuando comenzó el evento del 7 de enero,
incluso un evento de Santa Ana común que ocurriera en este momento crearía un
riesgo de incendio comparable a un evento que ocurriera a principios de la
temporada. En este sentido, la región todavía estaba en plena "temporada
de incendios de otoño" el 7 de enero, a pesar de la etiqueta de enero en
la fecha.
¿Hasta
qué punto el fenómeno de Santa Ana del 7 y 8 de enero fue fuera de lo común?
Esta es una pregunta difícil de responder, porque los vientos se observan mal
en comparación con la temperatura y la precipitación. Los registros de alta
calidad que sean representativos de todas las áreas afectadas por el fuego y
que se remonten a fines del siglo XIX simplemente no están disponibles, y la
cobertura geográfica es relativamente escasa, incluso para las décadas
recientes. Por lo general, los registros de los aeropuertos tienen una mayor
calidad y se remontan más atrás en el tiempo. Por lo tanto, para comprender
cuán extremos fueron los vientos del 7 y 8 de enero, nos basamos en datos del
aeropuerto de Santa Mónica, el aeropuerto de Van Nuys y el LAX. La Figura 5
muestra la distribución de las velocidades máximas del viento promedio por hora
diarias para los días de Santa Ana de noviembre a enero en cada ubicación.
Aunque estas estaciones no están en el corazón de los corredores de viento de
Santa Ana ( Abel y Hall 2009), aún experimentan condiciones de Santa Ana durante un evento. El grado
en que las características del viento son anómalas en comparación con la
climatología de la estación debería ser indicativo del evento regional en su
conjunto, especialmente si las estaciones están de acuerdo. El 7 y el 8 de
enero, las velocidades máximas del viento promediadas por hora en el Aeropuerto
de Santa Mónica alcanzaron 25,3 y 21,9 mph (correspondientes a los percentiles
98,9 y 96,7 de las velocidades del viento del día de Santa Ana).
Y en
el aeropuerto de Van Nuys se registraron velocidades máximas del viento
promedio por hora de 34,4 y 26,4 mph los días 7 y 8, correspondientes a los
percentiles 99,4 y 91, respectivamente. Tenga en cuenta que, dado que las
velocidades del viento anteriores representan promedios por hora, las
velocidades asociadas con ráfagas individuales habrían sido mucho más rápidas.
De manera similar, se observaron vientos muy fuertes más al sur en el
Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (percentiles 98 y 87 el 7 y 8 de enero,
respectivamente). La imagen colectiva que surge de estas tres estaciones es que
este fue, de hecho, un evento de Santa Ana muy inusual, aunque tal vez no completamente
sin precedentes. No encontramos ninguna tendencia estadísticamente
significativa en las velocidades del viento durante los días de Santa Ana en
estos tres lugares. También nos resulta difícil nombrar un mecanismo por el
cual un clima más cálido favorecería el desarrollo de un evento de Santa Ana
tan extremo, y de hecho el pequeño cuerpo de investigación realizado hasta
ahora sugiere que el cambio climático generalmente está asociado con vientos de
Santa Ana algo más débiles en un mundo más cálido ( Abel et al. 2011).Guzmán -Morales y Gershunov 2019). Esto puede no excluir un papel del cambio climático en la
intensificación de los eventos más fuertes, pero se necesita más evidencia para
apoyar un papel del cambio climático en la naturaleza extrema del evento de
Santa Ana del 7 y 8 de enero.
Figura 5. Distribución de la densidad de probabilidad de la velocidad máxima del viento promediada por hora de noviembre a enero (unidades: millas por hora) en cada día de eventos de Santa Ana en los aeropuertos de Santa Mónica (2001-2025), Van Nuys (1981-2025) y Los Ángeles (1944-2025). Los datos de la estación provienen de https://www.ncei.noaa.gov/pub/data/noaa/ Los días de Santa Ana se definen como aquellos días en los que la dirección del viento máximo se encuentra dentro de un rango de valores centrados en una dirección noreste (330-360°, 0-100°), y la humedad relativa media diaria es inferior al 35%. En cada panel, los valores para el 7 y 8 de enero de 2025 se indican en las líneas discontinuas rojas y rosadas. Tenga en cuenta que estos valores no deben tomarse como la ráfaga máxima real para cada día, sino como una estimación del viento máximo sostenido.
El
papel del cambio climático
La forma más clara en que el cambio
climático puede haber intensificado los incendios forestales de enero de 2025
es el verano y el otoño anormalmente cálidos de 2024 (el tercero más caluroso
desde 1895) y su efecto de reducción en la humedad del combustible. Sin
embargo, la humedad del combustible inusualmente baja en el momento de los
incendios también está fuertemente vinculada a la falta de precipitaciones
tempranas de la temporada de lluvias, un factor que probablemente haya surgido
más de la gran variedad de variabilidad natural de las precipitaciones del sur
de California que del cambio climático causado por el hombre. Aquí intentamos
desentrañar los efectos de las anomalías de temperatura frente a las de
precipitación rehaciendo nuestro cálculo de la humedad del combustible (FM1000)
para 2024 asumiendo valores alternativos de temperatura, humedad relativa y
precipitación desde el 1 de junio de 2024 hasta el 7 de enero de 2025.
Específicamente, primero exploramos, con la línea verde en la Figura 2, cómo
habría evolucionado FM1000 si el invierno y la primavera húmedos de 2024
hubieran sido seguidos por condiciones climáticas promedio. Encontramos que en
este caso hipotético, el valor FM1000 del 7 de enero sería esencialmente igual
al promedio de largo plazo. Luego realizamos el mismo ejercicio dos veces más,
una donde la precipitación del 1 de junio al 7 de enero sigue su promedio de
largo plazo (línea azul), y otra donde la temperatura y la humedad relativa
(que es principalmente una función de la temperatura) siguen sus promedios de
largo plazo. La diferencia entre las líneas azul y negra representa el efecto
desecante de los totales bajos de precipitación desde el 1 de junio. La
diferencia entre la línea roja y la línea negra representa principalmente el
efecto desecante de las altas temperaturas de verano y otoño. El hecho de que
tanto la línea azul como la roja sean sustancialmente diferentes de la línea
negra (observacional) indica que tanto los totales bajos de precipitación como
el calor anómalo fueron contribuyentes importantes al déficit de humedad del
combustible al 7 de enero. La diferencia entre las líneas azul y negra es
aproximadamente tres veces la diferencia entre las líneas roja y negra. Esto
sugiere que el calor anómalo del verano-otoño de 2024 representó
aproximadamente el 25% del déficit de humedad y combustible a principios de
enero de 2025 y el déficit de precipitaciones representó el otro 75%.
Cabe
señalar que las anomalías de temperatura asumidas en el análisis anterior son
relativas a un clima de referencia correspondiente al período de tiempo
1980-2023. Se produjo un calentamiento antropogénico sustancial antes de este
período, por lo que nuestra estimación del efecto de las anomalías de calor en
2024 es conservadora. También señalamos anteriormente que una pequeña parte
(~10%) del exceso de precipitación durante las estaciones húmedas 2022-2023 y
2023-2024, que provocó cargas de combustible anormalmente altas, puede estar
impulsada por el cambio climático. Este efecto puede estar asociado con el
"latigazo" climático, un fenómeno en el que se proyecta que el cambio
climático intensificará simultáneamente los totales de precipitación en años
húmedos, pero también intensificará la sequía en años secos ( Swain et al. 2018)., Swain y otros, 2025). Aún se necesita más investigación
sobre este tema y, como se señaló anteriormente, el efecto del cambio climático
pasado y futuro sobre las precipitaciones en California es muy incierto ( Williams
et al. 2024 ).). Finalmente, los vientos
extraordinariamente fuertes de Santa Ana del 7 y 8 de enero de 2025 fueron
cruciales para impulsar la rápida propagación del fuego y hay poca evidencia de
que estos vientos extremos fueran promovidos por el cambio climático.
Se necesitan más investigaciones para entender cómo se combinaron los factores anteriores para producir el comportamiento observado de los incendios de enero de 2025, incluida la contribución general de los componentes del cambio climático de los factores. Con base en el conocimiento actual de la importancia de la humedad del combustible y las cargas de combustible para el comportamiento de los incendios forestales en los ecosistemas de pastizales y chaparrales, creemos que los incendios habrían sido igualmente extremos sin los componentes del cambio climático mencionados anteriormente, pero habrían sido algo más pequeños y menos intensos. El cambio climático continuo es inevitable en las próximas décadas y, por lo tanto, también lo es la expectativa de incendios forestales aún más intensos cuando se den todas las demás condiciones necesarias para el incendio (por ejemplo, abundancia de combustible, sequedad, vientos extremos e igniciones). Por lo tanto, la mitigación de incendios forestales debe orientarse en torno a los factores que podemos controlar y los daños que podemos prevenir. Estos incluyen (1) la supresión agresiva de las igniciones humanas en el sur de California cuando se pronostica un clima extremo de incendios, (2) estrategias de endurecimiento de las viviendas para evitar que las estructuras se quemen tan fácilmente y generen brasas que inicien incendios en las estructuras cercanas, y (3) priorizar el desarrollo urbano en zonas de menor riesgo de incendios forestales. Por último, limitamos nuestro análisis y discusión anterior a los incendios de enero de 2025 en el sur de California, pero para una evaluación integral de la diversidad de formas en que el cambio climático y otros factores han impactado los incendios forestales en California hasta la fecha, remitimos al lector a Williams et al. (2019)y MacDonald y otros (2023).









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